La seguridad en el trabajo comienza en el desplazamiento

La conducción es una actividad que crea cansancio y estrés, especialmente, cuando se circula por carreteras congestionadas y se efectúan desplazamientos prolongados. Unas condiciones que hacen que el trabajador, cuando llega a su puesto de trabajo, rinda menos en las tareas asignadas a su actividad laboral y tenga mayores probabilidades de sufrir un siniestro vial debido a ese estrés acumulado no sólo por su ritmo laboral, sino también como consecuencia de los viajes de ida y vuelta al trabajo.

Una seguridad vial en la empresa necesaria para prevenir los accidentes viales laborales.
Son los llamados accidentes ‘in itinere’, es decir, aquellos que sufren los trabajadores al ir al trabajo o al volver de éste y que tanto hemos mencionado en Circula Seguro tras la celebración de Jornadas de Seguridad Vial relacionadas con la empresa. La rutina y el exceso de confianza puede jugarnos una mala pasada si no mantenemos los tres tipos de alerta en la conducción. Pero, ¿cuáles son las causas más frecuentes que provocan los siniestros in itínere?.

7 de cada 10 accidentes laborales son siniestros de tráfico producidos durante la ida y vuelta del trabajo

Bajo el título: Tu trabajo más urgente es seguir vivo junto a la publicación reciente de éste vídeo, la DGT pretende implicar, de los accidentes in itínere, no sólo al conductor/trabajador sino también a su jefe, compañeros de trabajo y familiares:

 

En parte, con éste mensaje se pretende concienciar a la sociedad en general del problema de la siniestralidad y, especialmente, dar a entender que no hace falta conducir para ser un eslabón más de ese mal llamado concepto sobre accidente de tráfico. Está claro que nos movemos en un mundo donde nos mueve la tecnología, estar conectados y llevar a mano un teléfono móvil forma parte de nuestra indumentaria personal pero cuando nos llega a superar esa disposición a usar el móvil, incluso, cuando vamos conduciendo puede que rompa el equilibrio que debe existir entre el nivel de exigencias que requiere la conducción y el nivel de capacidad para poder dominar correctamente el vehículo.

 

Pues bien, además de lo expuesto anteriormente, las causas más frecuentes que pueden provocar un siniestro ‘in itinere’, sin olvidarnos de aquellas motivadas por las inclemencias del tiempo como, por ejemplo, lluvia, hielo y niebla o por deficiencias en el trazado de la vía como, por ejemplo, escasa visibilidad de la señalización tanto horizontal como vertical, obstáculos artificiales, etcétera…, son las mismas que para cualquier siniestro vial pero veamos, además de la causa, el supuesto comportamiento del conductor o conductora con unos ejemplos:

– Velocidad excesiva. Conducta: tendencia a ganar el tiempo perdido en la última retención. Acelero en el carril de incorporación hasta el final y si no puedo utilizo el arcén pero la velocidad tengo que mantenerla. Un tramo que se que no tiene radares me permite pasar la limitación de velocidad.

– Conducir cansado, fatigado o bajo los efectos de algún fármaco. Conducta: arrastro cansancio de la paliza en el gym pero me hace falta estar en forma y encontrarme a gusto en el trabajo. Tengo que terminar los informes del jefe antes que mi compañero para ganarme su confianza aunque tenga que estar más tiempo…, ya descansaré cuando llegue a casa. Una vez en casa, me tomaré un relajante para cuando vuelva mañana sentirme mejor.

– Conducir bajo los efectos del alcohol o drogas. Conducta: anoche me acosté tarde y ahora necesito mezclar una bebida isotónica con alcohol para despertarme y si no mi compañero me facilitará esa pastillita que hace milagros para levantarme el ánimo. Por las mañanas, cuando hace frío y antes de coger el coche me tomo un chupito de coñac para entrar en calor.

– Conducir desatento o distraído. Conducta: mientras conduzco estoy aprendiendo inglés y casi de memoria repito el contenido del audio. Antes de que cierre la tienda debo pasar a comprar el pan y alguna cosa más que no recuerdo… si es que mi jefe, cada día me controla más. Estoy viendo el anuncio de esa película pero no veo la fecha y horario.

– Deficiencias en el mantenimiento del vehículo. Conducta: hace tiempo que vengo observando que el volante del coche me tira hacia la izquierda pero no tengo tiempo de pasar por el taller. Cada vez que pongo el coche debajo de árboles me lo dejan lleno de ramas y entre que está sucio el cristal y las escobillas del limpiaparabrisas están gastadas no veo bien.

– No respetar las normas de circulación. Conducta: me paso el semáforo en rojo porque paso todos los días por el lugar y se que tarda en ponerse en verde para lo demás. Me pego al vehículo de delante porque no se entera de que voy detrás. Respeto la prioridad de paso pero cediendo el paso para no perder tiempo por la señal de ‘stop’.

Al volante, desconecta del trabajo, apaga el móvil

No podemos pasar por alto que favorecer las condiciones necesarias para vivir y trabajar saludablemente debe ser un factor fundamental no sólo en la planificación de los espacios productivos sino también en la accesibilidad al trabajo como, por ejemplo, la compatibilidad y flexibilidad horaria, la combinación de otros modos de transporte, etcétera…(Apuntes sobre prevención vial)

Por otro lado, la presión diaria a la que muchas veces nos vemos sometidos, no sólo por la situación real del tráfico rodado sino por preocupaciones laborales y familiares, hacen mermar nuestra atención en la conducción hasta el extremo de ir más pendientes del reloj y de esa llamada que estamos esperando que del semáforo próximo a cambiarse o del peatón que pretende cruzar la calle. 

Otro ejemplo, cuando el coche se convierte en carrito de la compra, algo se nos olvida y mentalmente, al volante, vamos recordando el pedido. Situaciones condicionadas a controlar lo que vamos haciendo por instrucciones o mensajes que nos llegan pero, por otro lado, restan atención a la conducción.

Por tal motivo, la conducción requiere ir centrado a los mandos del vehículo y en el entorno que nos rodea para prever cualquier factor de riesgo y anticiparse, si fuese necesario, a las maniobras y conductas de los demás para evitar: un atropello, colisión o salida de vía. Para ello, debemos pensar que conducir para desplazarnos de casa al trabajo y del trabajo a casa forma parte de nuestra jornada laboral y por tanto debemos dedicarle su tiempo.

En definitiva, los deberes no terminan cuando nos sentamos en el asiento del conductor del vehículo. Esa sensación que puede trasmitirnos el vehículo tras salir del puesto de trabajo no puede confundirnos con el sofá del salón o el sillón del avión. A los mandos de cualquier vehículo somos como el piloto o comandante de vuelo, con toda la responsabilidad que conlleva porque nuestro cometido termina cuando llegamos a casa.

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